La Guerra Civil en las aulas

Saber de dónde venimos y quiénes somos como sociedad forma parte del desarrollo cultural y personal de un individuo, por eso tener una buena educación es fundamental. Normalmente, en las clases de historia de los institutos, los profesores dan una visión general y breve de lo que están enseñando, haciendo hincapié en los momentos más relevantes de nuestra historia ya que sería casi imposible explicar todos los sucesos detalladamente en un periodo de nueve meses. Sin embargo, este no es motivo para suprimir un capítulo de la historia o contarlo de manera tergiversada.

La Guerra Civil supuso un gran impacto no solo a nivel nacional, sino también internacional, convirtiéndose en uno de los capítulos más importantes de la historia de España. Por ello, debería ser una de las partes más importantes y extensas del temario en las clases de historia, al menos en nuestro país, un capítulo en el que hacer hincapié y en el que se trate de profundizar lo más posible. A pesar de esto, la mayoría de los españoles no saben de qué trata realmente la Guerra Civil: o tienen una idea errónea o ni si quiera tienen conocimientos de lo que pasó, ni de por qué pasó.

Basándonos en nuestras propias experiencias y en testimonios de personas de entre dieciocho y veinticinco años, nos hemos dado cuenta de que esto se debe a una serie de problemas originados en las aulas de educación obligatoria y de Bachillerato: a pesar de que los libros de texto que están utilizando hayan avanzado estos últimos años, siendo algo más dinámicos a la hora de explicar el contenido, los profesores, respaldados tras una de las excusas más comunes como la «falta de tiempo» —entre otras— no enseñan de manera apropiada este periodo de nuestra historia.

Siendo un episodio tan significativo para comprender quiénes somos los españoles como sociedad y cómo hemos llegado hasta donde estamos, es sorprendente que algunos educadores, que supuestamente quieren ayudar a los alumnos a desarrollarse cultural y personalmente, decidan directamente ignorar el tema y privar a sus alumnos de aprender parte de la historia de nuestro país. Aunque no todos los estudiantes han pasado por esto, sigue ocurriendo en muchos institutos españoles, donde solo se ofrece el temario a aquellos alumnos que se quieren presentar a selectividad con la materia de Historia. Además, la mayoría de los testimonios coinciden en una cosa: en el caso de que enseñen el tema de la Guerra Civil, se hace de una manera muy breve, casi pasando por encima; y aunque debería darse desde un punto en el que se conociesen todos los sucesos tal y como pasaron, normalmente se explican los sucesos dependiendo de la ideología del profesor. Lo que más destaca es que el tema de la Guerra Civil está, en su mayoría, explicado desde el punto de vista del bando ganador, lo que confirma el dicho: la historia la escriben los vencedores.

Si cada momento de la historia de nuestro país nos ayuda a comprender nuestras raíces, ¿por qué se enseña en las aulas la Guerra Civil de esta manera? Si el objetivo de una buena enseñanza es formar profesional, cultural y personalmente a las futuras generaciones, ¿por qué no contamos este episodio que podría ayudarnos a ver con una mayor perspectiva la sociedad a la que hemos llegado?

Está claro que todos los profesores y todos los institutos no son iguales, pero, tristemente, en España predomina esta costumbre, la costumbre de ignorar aquello que no conviene mencionar; en este caso, la Guerra del 36. Habría que promover un cambio educativo para que futuras generaciones tengan un amplio conocimiento sobre la Guerra Civil y su repercusión en el mundo y en la historia de España: los profesores no deberían enseñar este capítulo basándose solo en un libro de texto —y por supuesto, no dejando traslucir su propia ideología—, sino también investigando y haciendo que los alumnos investiguen y se interesen por el tema, dedicando el tiempo que haga falta para contar lo sucedido; e incluso, como unos pocos profesores han hecho, aprovechando estas últimas generaciones con parientes que han vivido en carne y hueso aquellos fatídicos días para que puedan aprender de un testimonio directo.

¿Cómo fue vuestra experiencia?